
Quizá porque mostrarse demasiado débil ante un amigo hace que después nos sintamos mal. Tal vez porque pensamos siempre que nuestro dolor es único, improbables, como todo lo que nos afecta.
Nadie puede amar como amamos nosotros, nadie sufre como sufrimos nosotros. Es difícil conducir cuando ella se abraza a tí, cuando quieres meter a la fuerza las marchas y no eres capaz, cuando tienes una sola mano para girar el volante y, al mismo tiempo, amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario