Me tomo un café con tu ausencia y le enciendo un cigarro a la nostalgia, le doy un beso en el cuello a tu espacio vacío, me juego un ajedrez con tu historia, le acaricio la espalda a la memoria, charlo de política con tu cepillo de dientes. Hablo con tu camiseta de algodón y le preparo un croissant al recuerdo mientras le rasco una rodilla a esta vida. Le canto una canción a la nada y me burlo de la melancolía. Realmente no estoy tan sola, solo estás tú que estás conmigo; y no te fuiste contigo.
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